Dirección General de Cultura y Educación

Género Ayer

En torno de 1810, surgen los periódicos, publicaciones de aparición  medianamente regular en su frecuencia de edición (que solía ser semanal),  como únicos medios de expresión pública, más bien órganos de difusión de ideas políticas.

Imprenta plana.  Su aparición esporádica se debía, en parte, a que dependían de una única imprenta: la de Los Niños Expósitos, en ocasiones excedida en su capacidad de producción. En aquella época, se trabajaba con “letras de molde”, es decir que cada una de ellas era de plomo tallado o fundido, montado sobre una base de madera individual, con las que el oficial imprentero debía armar cada palabra letra a letra. A esto se deben los muchos errores ortográficos y gramaticales que plagan los periódicos de entonces.

Con el correr del tiempo, se sumaron otras imprentas, que incorporaron avances tecnológicos como la xilografía (un grabado a partir de una matriz de madera, tallada en relieve o el grabado de una plancha de cobre o el hueco grabado de una matriz de metal) y la litografía (bajorrelieve efectuado sobre una piedra), que permitieron anexar imágenes a los textos escritos.

Rotativa del siglo XIX.  La mecanización definitiva de la imprenta no se consiguió hasta el siglo XIX, cuando se sustituyeron la tabla de presión y el molde de impresión por superficies cilíndricas, dando lugar a las primeras rotativas.

Desde las décadas de 1860 y 1870 en adelante, se incorporaron algunas  fotografías en publicaciones como “La Ilustración Argentina”, “El Mosquito”, “La América del Sud”, y la destacada “Caras y Caretas”.

Al analizar tres periódicos del siglo XIX, como lo fueron “La Gazeta de Buenos Ayres”, “La Moda” y “El Zonda”, se encontraron las siguientes semejanzas:

En la portada de estas publicaciones se destaca el cabezal o cabecera, que señala su identidad, su imagen corporativa, por aquel entonces, sin logo alguno. En ella, están incluidos datos como la fecha de publicación, el número de edición y el precio. El nombre del periódico es el elemento inicial que sirve para atraer el interés del lector hacia el que va dirigido.

En las imágenes precedentes, se observa que era frecuente en los periódicos de entonces, la presencia de un lema, síntesis de su mirada filosófica o la ideología a la que adhería.

Por ejemplo, “La Gazeta de Buenos Ayres”, llevaba una cita latina de Tácito que era una declaración de principios: “¡Oh tiempos felices aquéllos en que es lícito pensar lo que se siente y decir lo que se piensa!”.

Durante el siglo XIX, el formato de las publicaciones fue variando. En el caso de “La Gazeta”, se trataba de un tamaño pequeño (media hoja oficio) que presentaba -como todos los de la época y a diferencia de los diarios de la actualidad- una primera plana sin grandes titulares ni anuncios de su contenido general. Ya debajo e inmediatamente a continuación de su cabezal aparecía directamente el desarrollo de un primer artículo, escrito a todo lo ancho de la página, sin encolumnado, que continuaba en su interior.

Primera página del primer número de “La Gazeta”.  La Gazeta de Buenos Ayres incluyó bandos, comunicados oficiales, proclamas y noticias de otros periódicos. La Primera Junta declaró en el primer número su intención comunicativa: “anunciar al público los actos oficiales y las noticias exteriores y locales” y brindar “una exacta idea de los procedimientos de la Junta, una continuada comunicación pública de las medidas que se acuerda para consolidar la grande obra que se ha principiado; una sincera y franca manifestación de los estorbos que se oponen al fin de su instalación y de los medios que se adoptan para allanarlos”. Este viejo periódico de 1810, emanación directa de la Revolución, resulta hoy acta de bautismo del periodismo argentino.

“La Moda” apareció el 18 de noviembre de 1837. Desde el mismo cabezal, los editores -selecto grupo de políticos literatos liberales entre ellos J. B. Alberdi y Rafael Corvalán- anunciaban  el tipo de publicación como: “gacetín semanal de música, de poesía, de literatura, de costumbres”, temas que se amplían a continuación, desde la misma primera plana. Su formato era pequeño. Se observa un avance en la diagramación de su cabezal, que incluye algunos recuadros; también en la distribución de los textos que aparecen allí a dos columnas y en las que sólo se destacaba un título general.

Entre los objetivos declarados en el primer número, se mencionaba que brindaría: “Una idea sucinta del valor específico y social de toda producción inteligente que en adelante apareciere en nuestro país”; “Nociones simples y sanas de urbanidad democrática”; “Crónicas pintorescas y frecuentes de los paseos públicos”.

Primera plana del primer número del periódico La Moda.La publicación estaba abocada a la literatura y alejada de la política, aunque incluyó el lema “Viva la Federación”, que algunos leían como una forma de acercamiento a Juan Manuel de Rosas y otros, como manera de satirizar su gobierno. Los artículos incorporaban una temática variada, escritura simple y estaban acompañados de dibujos. Esta estrategia comunicacional buscaba atraer y ampliar el público lector -incluyendo a mujeres y niños- y ponía de manifiesto el espíritu ilustrado de editores y redactores, que se propusieron educar y civilizar. 

También en  el periódico sanjuanino “El Zonda”, fundado y escrito por Sarmiento en 1839, se advierte similares características de formato y presentación que en el periódico “La Moda”: sin más titulares que  no sea el de la nota que allí comienza y se desarrolla en la misma primera plana; aunque ya se organizan los textos en todas las páginas del periódico a tres columnas, producto de los avances técnicos con los que se realizaron los ejemplares.

Se advierten pocos cambios en el género y  el estilo que continúa siendo doctrinal y moralizador, e intercala entre las cuestiones netamente políticas,  discusiones, réplicas y debates de corte estético literario.


 Primera plana del primer número del periódico   “El Zonda”.  La urgencia política de las intenciones que motivaron las  publicaciones de este período, y el hecho de que fuese la prensa escrita el único medio de comunicación social, hacía que sus redactores pusieran el acento en los contenidos más que en las formas.

 

 

 

 

 

 

 

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