Buenos Aires Provincia
Dirección General de Cultura y Educación
Jorge Luis Borges
Jorge Luis Borges

Escritor

Jorge Francisco Isidoro Luis Borges nació el 24 de agosto de 1899, en Buenos Aires, en casa de Isidoro Acevedo, su abuelo paterno. Bilingüe desde su infancia, aprendió a leer en inglés antes que en castellano por influencia del origen de su abuela materna. 

Georgie, como era llamado, tenía apenas seis años cuando dijo a su padre que quería ser escritor. A los siete años escribió en inglés un resumen de la mitología griega; a los ocho, La visera fatal, inspirado en un episodio del Quijote; a los nueve tradujo del inglés El príncipe feliz, de Oscar Wilde. Él mismo comentó: “Como De Quincey y tantos otros, he sabido, antes de haber escrito una sola línea, que mi destino sería literario”. [J. L. Borges, Obras Completas, contratapa de la 1ª edición, Emecé Editores, Bs. As., 1974]. 

Su padre, abogado y profesor de psicología, ávido lector con aspiraciones literarias, concretó la novela El caudillo, y algunos poemas. Se jubiló debido a su ceguera casi total y hereditaria que, décadas más tarde, afectaría también a su hijo, y decidió ir con la familia a Europa. Debido a la guerra, se instalaron en Ginebra donde Georgie descubrió a Schopenhauer, Nietzsche, Chesterton. Con la sola ayuda de un diccionario aprendió por sí mismo el alemán y escribía poemas en francés mientras estudiaba el bachillerato. 

Pronto publicó poemas y manifiestos en la prensa literaria de España, donde residió de 1919 a 1921. De vuelta en Buenos Aires redescubrió los suburbios del sur, poblados de compadritos, y mostró su primer libro de poemas, Fervor de Buenos Aires (1923). Editó algunas revistas literarias y con dos libros más, Luna de enfrente e Inquisiciones, se estableció ya en 1925 como la vanguardia del ultraísmo (escuela experimental de poesía desarrollada a partir del cubismo y futurismo, cuya moda él había traído de España). Por esa época, la familia pasaba sus vacaciones de verano en la localidad bonaerense de Adrogué, hecho testimoniado en varios de sus poemas.  

Con una perspectiva metafísica de la realidad, escribió cuentos y poemas sobre el suburbio porteño, el tango, fatales peleas de cuchillo ("Hombre de la esquina rosada", incluido en el volumen Historia universal de la infamia, 1935). Pronto comenzó la narrativa fantástica que produjo algunas de las más extraordinarias ficciones de este siglo (Ficciones, 1944; El Aleph, 1949; El informe de Brodie, 1970; El libro de arena, 1975; entre otras). Asombrosos ensayos filosófico-literarios como Historia de la eternidad (1936); Discusión, (1932) y Otras inquisiciones (1952); entre muchos más. Sus doce libros de poesía, entre los que se destacan El otro, el mismo (1964); Elogio de la sombra (1969); El oro de los tigres (1972); culminan con Los conjurados (1985) publicado un año antes de su muerte.  

Así Georgie se transformó en Borges, uno de los más brillantes y polémicos escritores del siglo XX, quien - al publicarse la primera edición de sus Obras Completas- escribió: “No sé qué mérito tendrán, pero me place comprobar la variedad de temas que abarcan. La patria, los azares de los mayores, las literaturas que honran las lenguas de los hombres, las filosofías que he tratado de penetrar, los atardeceres, los ocios, las desgarradas orillas de mi ciudad, mi ciudad, mi extraña vida cuya posible justificación está en estas páginas, los sueños olvidados y recuperados, el tiempo… La prosa convive con el verso (…) Mis limitaciones personales y mi curiosidad dejan aquí su testimonio”. [J. L. Borges, Obras Completas, contratapa de la 1ª edición, Emecé Editores, Bs. As., 1974].

 

Director Biblioteca Nacional
(y otras distinciones)

Las enciclopedias, los catálogos, las taxonomías, siempre cautivaron a Borges. Más precisamente las bibliotecas que -expandidas hasta confundirse con el Universo y con complejos laberintos- , constituyeron una de las obsesiones de su obra literaria (como en el cuento “La Biblioteca de Babel” de Ficciones, 1944; o en elPoema de los dones, del libro El hacedor, de 1960, cuando dice: “Yo, que me figuraba el Paraíso/ bajo la especie de una biblioteca”).

Iniciado como bibliotecario en la Biblioteca Miguel Cané del porteño barrio de Almagro (desde 1937 a 1946) y luego desplazado del cargo por el gobierno peronista (la Intendencia de Buenos Aires lo trasladó de su cargo de bibliotecario, al puesto de inspector de aves en los mercados y ferias municipales), Borges renunció y empezó a dictar clases y conferencias.

Luego, con el derrocamiento del gobierno peronista en manos de la llamada Revolución Libertadora, fue nombrado miembro de la Academia Argentina de Letras y Director de la Biblioteca Nacional, en 1955, cargo que ocupó hasta 1973. Borges atendía en su despacho a todos los lectores que se acercaban y mantenía con ellos largas y cordiales charlas.

Su etapa al frente del viejo edificio fue percibida por él mismo como una simbólica sucesión del historiador francés Paul Groussac (quien la había dirigido desde 1885 y fuera responsable del traslado a la calle México 564). Groussac fue sin duda, uno de sus maestros, con el que compartió el cargo y la ceguera (dice Borges en su “Poema de los dones: “Nadie rebaje a lágrima o reproche/ esta declaración de la maestría/ de Dios, que con magnífica ironía/ me dio a la vez los libros y la noche”).

La extensión temporal de su estadía al frente de la Biblioteca Nacional coincidió con el desempeño de Borges como profesor de Literatura Alemana y luego como director del Instituto de Cultura Alemana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Más tarde, fue profesor de Literatura Inglesa en la Universidad Católica Argentina.

Si bien convivió con variados gobiernos a lo largo de esos dieciocho años, abandonó el cargo apenas el movimiento peronista retornó al gobierno, en 1973; año en el que se jubiló como director, y era declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.

Han sido muchas las distinciones y nombramientos con las que este autor fue galardonado en Argentina: Gran Premio de Honor de la SADE, 1945, de la que fue elegido presidente en 1950; Doctorado Honoris Causa en 1956 por la Universidad Nacional de Cuyo y presidente de la Asociación de Escritores Argentinos; Premio Nacional de Literatura en 1957; Gran Premio del Fondo Nacional de las Artes 1963. Y, en el orden internacional, Borges compartió con Samuel Beckett el Premio Internacional de Literatura en 1961 (consistente en 10 mil dólares) otorgado por el Congreso Internacional de Editores en Formentor, Mallorca; y recibió los títulos de Commendatore del gobierno italiano, Comandante de la Orden de las Letras y Artes del gobierno francés, la Insignia de Caballero de la Orden del Imperio Británico y el Premio Cervantes, en 1980. Fue nombrado Doctor Honoris Causa por las Universidades de Columbia y de Oxford, EE.UU, en 1971, y profesor de poesía de la Universidad de Harvard.

Aunque nunca le fue otorgado el Premio Nobel de Literatura, una encuesta mundial publicada en 1970 por el Corriere della Sera, reveló que Borges obtenía más votos como candidato al Nobel que Solzhenitsyn, distinguido ese año por la Academia Sueca, que siguió soslayando al escritor argentino sistemáticamente.

 

Coautor

Sobrándole posibilidades de producir la mejor literatura, Borges era muy humilde a la hora de escribir en colaboración y lo hizo ya en 1937 con Pedro Henríquez Ureña, en Antología clásica de la literatura argentina. Y en numerosas ocasiones, con diversas personalidades tanto que, en 1979, se publicó un volumen de sus Obras completas en colaboración.

Entre sus coautorías más famosas figura la que sostuvo durante décadas con Adolfo Bioy Casares (se habían conocido en casa de Victoria Ocampo y entablaron una amistad "a la inglesa", que excluía las confidencias y en la que desbordaba el fino humor). Juntos crearon un supuesto autor que figura en los títulos de las Crónicas de Bustos Domecq (1967) y Nuevos cuentos de Bustos Domecq (1977), con el seudónimo proveniente de mencionar a sus respectivos bisabuelos.

Antes había compartido con Bioy la creación de Dos fantasías memorables (suspenso policial, 1946) y Un modelo para la muerte (1946), con el seudónimo de “B. Suárez Lynch”, nuevamente en alusión a los abuelos de ambos; y la elaboración de la reconocida Antología de la literatura fantástica (1940) y la Antología Poética Argentina (1941), junto a Bioy y su esposa Silvina Ocampo.

Continuó ficcionando con su amigo Adolfo en Cuentos breves y extraordinarios y El paraíso de los creyentes, ambas de 1955. Armaron juntos antologías sobre Los mejores cuentos policiales, en 1943 y 1956, Los orilleros (1955), Poesía gauchesca y el Libro del cielo y del infierno, en 1960. Habían escrito juntos algunos guiones cinematográficos como Invasión (1967/8), film que dirigió Hugo Santiago.

También armó, junto a Silvina Bullrich, El compadrito (1945), antología de textos de autores argentinos. Y ensayos como Antiguas literaturas germánicas, con Delia Ingenieros (1951); El idioma de Buenos Aires (1952), con José Edmundo Clemente; El Martín Fierro (1953), el Manual de zoología fantástica (México, 1957) y, finalmente en 1967, El libro de los seres imaginarios, junto a Margarita Guerrero.

Con otra entrañable amiga y una de sus mejores entrevistadoras, María Esther Vázquez, publicó estudios: Introducción a la literatura inglesa (1965) y Literaturas germánicas medievales (1966), y corrigió el tratado Antiguas literaturas germánicas. La Introducción a la literatura norteamericana (1967), fue con Estela Zemborain. ¿Qué es el budismo? (1976), con Alicia Jurado; Diálogos (1976), con Ernesto Sábato; para concluir junto a su compañera de los últimos años, María Kodama, la Breve antología anglosajona (1978) y el Atlas, en 1984, que da cuenta de sus viajes juntos.

Antes, Borges había escrito para muchas revistas literarias, lo que también es un modo de “coautoría”: en sus comienzos en la revista Destiempo, editada por Bioy Casares y Manuel Peyrou, con ilustraciones de Xul Solar. Fundó la mítica Proa (1924), con Ricardo Güiraldes, Alfredo Brandán Caraffa y Pablo Rojas Paz; colaboró siempre con Sur, revista de su amiga Victoria Ocampo y con Martín Fierro, órgano de difusión del llamado Grupo de Florida. Dirigió junto a Ulyses Petit de Murat la Revista Multicolor de los Sábados, suplemento cultural del diario Crítica de los Botana (1933-1934). En 1947, con un nuevo seudónimo: "B. Lynch Davis", Borges y Bioy firmaron la revista Los anales de Buenos Aires cuya publicación ambos fundaron y dirigieron.

 

Viajero

Incansable, acostumbrado desde niño a trasladarse con su familia en viajes de placer, Borges más tarde lo hizo como parte necesaria de su actividad académica internacional, sin dejar nunca de gozarlos profundamente.  

En muchas ocasiones viajaba con su madre (fallecida en 1975 a los 99 años). Luego, con su primera esposa, Elsa Astete Millán (con quien estuvo casado entre 1967 y 1970) viajó a Estados Unidos y a Santiago de Chile para asistir al Congreso de Intelectuales Antirracistas; y a Europa e Israel para pronunciar algunas conferencias.

Pero sin dudas su mejor “compañera de aventuras” fue una ex-alumna, luego secretaria y —por último, en la ancianidad de Borges— su segunda esposa, María Kodama, con quien se casó por poderes en Paraguay el 26 de abril de 1986. Con ella compartió su admiración y conocimiento de otras culturas, horas de lecturas, traducciones, paseos y hasta la escritura, como da cuenta la Breve antología anglosajona (1978) y el Atlas (1984), donde ambos narran sus viajes juntos a través de unos 20 destinos que abarcan de Madrid a Estambul; de Creta a Izumo; de Buenos Aires a Filadelfia. Hay quienes leen este Atlas como un tratado de “geografía borgeana”; en realidad, es una crónica de viajes con más de 130 fotos casuales, sobre las que Borges “habla” (escribe) lo que –a su vez- María le describe; cierto que ella ayuda a alguien de fina sensibilidad y profunda intensidad para percibir lugares que –en verdad- no ve. La primera edición del Atlas, cara y lujosa que hizo la editorial Sudamericana, tiene en la tapa a un Borges sonriente y gozoso junto a Kodama, a bordo de un globo. Sus últimos años, tras el encuentro con María, parecieron desmentir la afirmación de uno de sus versos “…no he sido feliz…”. [En el poema “El remordimiento”, J.L.B. para La Nación, Buenos Aires, 1975].

Aunque alguna vez, Borges había manifestado su deseo de morir en el Hôtel des Beaux Arts de París, donde murió Oscar Wilde, lo hizo el 14 de junio de 1986, a los 86 años de edad, en Ginebra, ciudad designada por Borges "una de mis patrias", “la ciudad más propicia a la felicidad”; allí aún está su tumba con una saga nórdica inscripta en piedra, debajo de la cual, a modo de dedicatoria, se lee: De Ulrica a Javier Otálora”, en clave para sus lectores asiduos: Javier Otálora es, en el cuento “Ulrica de El libro de arena (1975), el nombre del escritor hispanoamericano que conoce en York a Ulrica, joven noruega, “ligera y alta, de rasgos afilados y de ojos grises. Menos que su rostro me impresionó su aire de tranquilo misterio” (…). El parecido de este personaje con María Kodama, es ineludible y –quizá- una forma de justicia poética. 

En 2009, el gobierno argentino pretendió repatriar sus restos. Su viuda se opuso rotundamente y, finalmente, el proyecto quedó desechado.

Poeta, narrador, ensayista, traductor, crítico, bibliotecario, profesor y editor… Quizá ningún autor de lengua española en el siglo XX ha suscitado tantos estudios y comentarios como él; ya considerado universalmente un clásico, Georgie sigue viajando por el mundo entero: su obra ha sido traducida a más de veinticinco idiomas, mientras que su influencia universal se evidencia en otros escritores, como Ernesto Sábato, Julio Cortázar, Bioy Casares, Ricardo Piglia, César Aira, Carlos Fuentes, Paul Auster, Salman Rushdie, Umberto Eco; también en diversos pensadores contemporáneos, como Gilles Deleuze o Michel Foucault.