“Yo era la negra que le gustaba el vino, la que tenía costumbres difíciles y se juntaba con los negros del barrio Sur”
Alba Roballo nació el 4 de agosto de 1908 en Isla Cabellos (en la actualidad Baltasar Brum), Artigas, Uruguay. Un pueblito muy pobre, con una estación ferroviaria que le daba un poco de vida a esa colonia italiana, sin agua, rodeada de grandes latifundios, dedicada a la actividad agrícola, donde convivían grandes terratenientes y pobladores muy humildes. Alba era hija de una maestra rural, y tenía ocho hermanos. Concurrió a la escuela rural de “Palma Sola”, donde su madre era directora, y fue una de las primeras alumnas del Liceo de la ciudad de Artigas.
Luego se trasladó a Montevideo y se recibió de maestra, abogada y profesora de filosofía. Le costó mucho esfuerzo en un mundo de hombres, pero fue logrando cumplir con sus objetivos y abriendo el camino para muchas mujeres que siguieron su ejemplo. Le decían “la negra” y, en muchas ocasiones se sintió discriminada por su origen humilde y por su compromiso con los más desvalidos: “yo era la negra que le gustaba el vino, la que tenía costumbres difíciles y se juntaba con los negros del barrio Sur"(Sapriza, 1988).
También tuvo que superar la oposición de su marido, Walter Previtali, de ideología comunista, que no comprendía por qué su esposa debía meterse en política. Sin embargo, su hijo, Sergio “Sacha” Previtali decidió seguir sus pasos, fue diputado y compartieron muchos proyectos e ideas dentro del Partido Colorado y, posteriormente, del Frente Amplio.
“De cualquier manera estoy viva, tibia y todos/as me ven como una llama” (Roballo, 1970)
La pasión política de Roballo siempre estuvo presente, desde pequeña ya estaba comprometida con la realidad que la rodeaba, como ella misma cuenta:"Mi primer discurso político fue en Artigas, tenía 14 años. Inaugurábamos una plaza preciosa. Fui una abanderada porque siempre fui muy comelibros. Entonces, claro, la Dirección del Liceo me dio lo que tenía que decir. Y llegó una delegación oficial en la que estaba un hombre que tanto tuvo que ver con mi vida, que fue Baltasar Brum. Llegó un poco tarde con las botas embarradas, y en vez de decir yo el discurso que debía decir, empecé a decirle: 'Sr. Presidente, no mire esta plaza, tan especial, tan hermosa, tan tropical. Vaya al barrio de La Aldea, vaya al barrio Tamanduá. Y usted verá lo que somos nosotros. Vaya a ver esas mujeres, vaya a ver a los niños, un barrio de hambre, muerte, miseria'. Y el Director se agarrabala cabeza y me quería bajar tirando del uniforme. Yo era una adolescente, menos que una adolescente: 14 años no es nada" (Roballo, 1970).
También participó de la actividad gremial en la Federación de Estudiantes de la Universidad de Derecho. Durante sus estudios entabló relación con Baltasar Brum, quien fue presidente de Uruguay entre 1919 y 1923.
El 31 de marzo de 1933 se produjo un autogolpe de estado en Uruguay de Gabriel Terra (Partido Colorado). Brum integraba desde 1931 el Consejo Nacional de Administración y cuando se enteró del golpe decidió atrincherarse en su domicilio para reclamar por la defensa de la democracia, como no obtuvo las repercusiones que esperaba, se suicidó en la calle al grito de: “¡Viva Batlle! ¡Viva la libertad!” Al enterarse de este hecho, Alba convocó a más de cinco mil estudiantes para que defiendan la democracia y realizó un gran discurso en el entierro de Brum.
Durante la guerra civil española militó en defensa de los republicanos y más adelante comenzó a ocupar algunos cargos políticos; en 1954 fue la primera mujer titular del Concejo Departamental de Montevideo, fue electa senadora y en 1968 fue nombrada ministra de Educación y Cultura (la primer mujer en América Latina en ocupar ese cargo), puesto al que renunció al poco tiempo, por diferencias con el presidente de ese momento, Pacheco Areco.
Respecto a la lucha de género por el reconocimiento de las mujeres de América, Alba consideraba que: "Cuando se trata de espacios de influencias de masas, de cargos de dirección, estamos en la órbita masculina sagrada, el poder, y allí la lucha es feroz. Eso no se modificará si no es por la fuerza de las propias mujeres exigiendo un cambio”. En sus escritos y en cada ocasión en la que tenía oportunidad, se pronunciaba con duras críticas ante la desigualdad de oportunidades entre los hombres y mujeres y su propia obra de vida dejó una profunda huella para muchas generaciones.
“Yo no me voy del Batllismo ni del Partido Colorado, sino que me llevo el Batllismo al Frente Amplio”
El 14 de agosto de 1968 las fuerzas policiales asesinaron a Líber Arce, un estudiante de odontología que estaba manifestando en contra de la intervención policial en la Universidad. Ese mismo día, Roballo decide alejarse del Partido Colorado y conforma un nuevo movimiento político denominado Pregón. En 1971, junto con su movimiento, participa en la fundación del Frente Amplio y desde allí, sostuvo que seguiría defendiendo férreamente las ideas y principios del Batllismo. Alba, en una entrevista al formar el Frente Amplio, afirma: “Yo no me voy del Batllismo ni del Partido Colorado, sino que me llevo el Batllismo al Frente Amplio”.
Luchó para lograr mejoras sociales entre los sectores más pobres, para defender los derechos femeninos y lograr que: “las mujeres de los hogares más humildes tuvieran otro horizonte que trabajar como domésticas".
Desde su banca de senadora impulsó muchos proyectos de contenido social; entre los que se destacan el reconocimiento de la unión concubinaria, sobre la que opinó que: "Hay que terminar con años y años de sacrificio, años de amor, años de convivencia, en los que se ha cuidado a un compañero en largas enfermedades y muerte y quedan sin este gran amparo de la pensión, en la soledad más difícil y amarga del fin de la vida" (Payssé, 2005); y la llamada “Ley madre” que marcó profundamente el transitar de la seguridad social en Uruguay.
Fue una gran oradora y desde su lugar, incentivó la defensa de la democracia, de los derechos de la mujer, de la igualdad de oportunidades, y criticó fuertemente la dictadura y la explotación. “Yo digo también que [la historia de Uruguay] esta hecha de la violencia de arriba, del dolor de los pobres, de los miserables, de los indigentes, de los marginados del campo y de la ciudad esos que dan las estadísticas del hambre, de la enfermedad específica, de la mortalidad infantil y oigan bien ustedes que América Latina tiene más muertes en un año que en una guerra mundial. Esta hecha, esta multitud esta hecha también de los pobres viejos despojados por esta Seguridad Social sin alma de Pacheco vaciada como vacían las empresas y los Bancos los pistoleros de los crac, de las moratorias y de las quiebras de turno. Esta aquí en fin los jóvenes que quieren un mundo nuevo y limpio para ello” (fragmento de un discurso realizado por ella el 26 de marzo de 1971).
“Me voy como he venido entre relámpagos” (Roballo, 1970)
La otra pasión de Alba Roballo fue la poesía, escribió varios libros de poemas en los que expresaba su compromiso político y social con la realidad que la rodeaba. Así lo demuestran: “El primer disparo” del libro Tiempo de lobos (1971), en el cual se describe la muerte de Arbelio Ramírez un profesor que recibió un disparo y murió cuando fue a escuchar el discurso del Che Guevara, el 17 de agosto de 1961. Alba lo describe como “el primer inocente asesinado” y sostiene que: “Desde entonces aquí en Uruguay/ Empezó a correr el loco minutero de la muerte/ Alguien encendió la mecha/ A miedo, a terror/ Y todo va a estallar”; “El otro miedo” de su obra Poemas del miedo, donde critica la dictadura (“El otro miedo/ de tumulto crecido de gargantas/ huesos inocentes en osarios comunes/ asesinados a la tarde sin un solo rosario”); “Heredarás la tierra” que hace referencia a las diferencias sociales (“Vivan los vencidos, y vivan los enamorados/ Vengan a mi casa los que no desean comprar una parcela en el cielo/ Elegí, la Tierra , con sus infiernos, sus noches desesperadas y sus días a todo cenit”; entre otros títulos.
Sus libros publicados son: Se levanta el sol (1942), La tarde prodigiosa (1952), Mayo de ceniza (1956), Canto a la tierra perdida (1959), Réquiem para Miguel (1963), Poemas sin fecha (1967), El libro de los adioses (1968), Poemas del miedo (1971), Tiempo de lobos (1971), Heredarás la tierra (1981), La fábrica de la locura (1984).
Su obra poética fue presentada en el exterior por Pablo Neruda; César Tiempo y Alfonso Reyes. Se levanta el sol recibió el Primer Premio del Ministerio de Instrucción Pública.
Alba participó en el senado hasta 1993, presentando proyectos de gran contenido social. Tres años después (el 3 de septiembre de 1996) falleció en Montevideo. Supo ser una gran luchadora, durante el proceso cívico militar de 1973 sufrió catorce allanamientos y repetidas persecuciones por su historia de militancia social.
Para recordar su obra poética se han realizado diversos homenajes literarios; y para no olvidar su obra política se designó, en 2006, con su nombre a la Sala 15 del edificio “José Artigas”, anexo al Palacio Legislativo de la República Oriental del Uruguay.
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