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El dueño de la estancia Santa Catalina, Patricio Bookey, no obtuvo las ganancias esperadas en la explotación de ganado lanar y cayó en bancarrota. Como no pudo pagar las deudas impositivas, la tierra, las plantaciones y los edificios quedaron en manos del Estado provincial a fines de la década de 1860.
Por entonces, Isidoro Salustrio reiteró al gobernador Emilio Castro, un pedido -que venía realizando desde hacía diez años- de creación de una “chacra modelo” capaz de formar jóvenes en el área agropecuaria. Esa solicitud fue remitida por el ministro de gobierno, Antonio Malaver, a la Sociedad Rural a fin de que informara acerca de la viabilidad del proyecto. José Martínez de Hoz y Eduardo Olivera, integrantes de la Sociedad Rural, elevaron un informe favorable al respecto. (Archivo Ministerio de Gobierno, 1869).
Eduardo Olivera fue enviado a Europa por cuenta del Estado bonaerense para visitar institutos agrotécnicos que servirían de modelo al que se estaba proyectando. Por decreto del ejecutivo provincial, el instituto debía contar con una “Academia”, una “Escuela Práctica de Agricultura” y una “Escuela Práctica de Horticultura”. A tal fin, la Sociedad Rural adquirió en 1870 el establecimiento de Santa Catalina, por el monto de 1.400.000 pesos. En 1873, comenzó a funcionar la “Escuela Práctica de Agricultura” a cargo del ingeniero agrícola Eduardo Olivera, egresado de la escuela de agricultura de Grignon, Francia. El establecimiento sirvió, a la vez, de asilo para los niños que habían quedado huérfanos, producto de los estragos producidos por la epidemia de fiebre amarilla. La escuela de agricultura práctica:
“[...] tiene por objeto educar al hijo del agricultor de modo de formar capataces y obreros por la práctica razonada de todas las faenas rurales que sigan las huellas de sus padres en vez de desertar de las campañas, supliendo así la falta de tradición agrícola entre nosotros [...]”.
Pedro F. Marotta: “Nuestras escuelas agrícolas”, Buenos Aires, El Monitor de la Educación Común - Consejo Nacional de Educación, 1915, p. 28.
La escuela funcionó casi una década, hasta que en 1879 el senador provincial José Hernández, sugirió elevar el establecimiento al nivel de escuela superior de agronomía, denominada “Escuela Científica de Ganadería”, cuyos egresados recibirían el título de “Directores científicos de Estancia”. Argumentaba Hernández:
“[...] de lo que se trata es de establecer una escuela donde todos los hijos de los hacendados de la campaña puedan ir a aprender ‘científicamente’ todo lo que se relaciona con la agricultura, el cuidado del ganado y la multiplicación de las razas [...]”.
Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires: Personalidad parlamentaria de José Hernández, T. I. La Plata, 1947, p. 163.
En 1881, el gobernador Dardo Rocha autorizó la creación del “Instituto Agronómico-Veterinario” en el predio de Santa Catalina. Así, nació el primer instituto de Argentina que otorgaba títulos de ingeniero agrónomo y médico veterinario. El 6 de agosto de 1883 comenzó el dictado de clases.
El instituto contaba con una cabaña, iniciada con animales puros traídos de Europa y un “Conservatorio de vacuna animal”, el primero de su tipo en Sudamérica.
En 1889, se dispuso el traslado del instituto a la ciudad de La Plata y se lo elevó a la categoría de “Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Provincia de Buenos Aires”. Como la facultad no podía cubrir todas las necesidades educacionales en materia agrícola, en 1892, se dispuso la creación de “escuelas prácticas de agricultura y ganadería” y, en 1897, el Poder Ejecutivo decretó la apertura de la “Escuela Práctica de Agricultura y Ganadería” en Santa Catalina. La escuela proporcionaba tres cursos: uno de tres años para horticultores, y dos de cinco años para labradores y jardineros respectivamente.
Lo invitamos a compartir la lectura del proyecto presentado por el senador de la provincia de Buenos Aires, José Hernández, que dio lugar a la sanción de la Ley de Creación de la Escuela Científica de Ganadería.
Creación de la Escuela Científica de Ganadería.
Fuente: Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires: Personalidad parlamentaria de José Hernández, T. I. La Plata, 1947, p. 162-163.
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Un reconocimiento especial merece la figura del profesor Isidoro Salustrio por la impronta del proyecto y la persistencia en la búsqueda de su concreción. Esta salvedad es necesaria debido a que en la historia oficial argentina fueron los integrantes de la Sociedad Rural quienes aparecen como impulsores de la iniciativa. |
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Plano de la zona en la que se instalaría el primer instituto agrotécnico de la Argentina. En la parte inferior de la imagen, puede apreciarse la Estancia Santa Catalina, propiedad por entonces de Patricio Bookey. |
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Instituto Agronómico-Veterinario de Santa Catalina, a fines del siglo XIX. |
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