Buenos Aires Provincia
Fidel Castro Ruz
José Marti
Ernesto Guevara de la Serna


Cuba: una vieja colonia y su joven independencia


“No era un modelo de alumno”

“La historia me absolverá”

El triunfo del sueño revolucionario


Cuba: una vieja colonia y su joven independencia

La historia de Cuba se debatió entre la colonización europea y la lucha tardía por la independencia. José Martí, el poeta revolucionario y prócer de la independencia, será uno de los hombres que deje la vida por ver a Cuba libre de toda dependencia extranjera. La guerra independentista contra España se desarrolló entre los años 1895 y 1898, período en el cual los cubanos contaron con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos, interesado en tener un enclave en el Mar Caribe.

Como consecuencia de la intervención norteamericana, hasta 1902 un gobierno militar estadounidense administró la isla y, cuando los cubanos sancionaron su Constitución, los estadounidenses le incorporaron la enmienda Platt -elaborada por el senador Orville H. Platt- que autorizaba a los Estados Unidos a intervenir militarmente en la isla, apropiarse de los yacimientos de carbón de la isla y adquirir bases navales como la de Bahía Guantánamo, que mantienen en su poder hasta la actualidad.

Dando cumplimiento a la enmienda Platt, el gobierno de los Estados Unidos intervendría la isla en cinco oportunidades entre 1906 y 1934, lo que generó estallidos de descontento, malestar social y levantamientos estudiantiles, como consecuencia del reclamo por una mayor soberanía económica e independencia política.
Ya en 1894, José Martí en su escrito titulado "La verdad sobre los Estados Unidos", hace referencia a las estrategias que utiliza el país del norte para generar divisiones y conflictos en Nuestra América -como el poeta la llamaba-: “[…] no cumple con su deber quien lo calla, sino quien lo dice. Ni con el deber de hombre cumple, de conocer la verdad y esparcirla; ni con el deber de buen americano, que sólo ve seguras la gloria y la paz del continente en el desarrollo franco y libre de sus distintas entidades naturales; ni con su deber de hijo de Nuestra América, para que por ignorancia, o deslumbramiento, o impaciencia, no caigan los pueblos […] en la servidumbre inmoral y enervante de una civilización dañada y ajena. Es preciso que se sepa en Nuestra América la verdad de los Estados Unidos”.

Esta denuncia sobre el avance imperialista de Norteamérica y de otros también será la bandera que agitará Fidel Castro desde su juventud y a lo largo de toda su vida.


“No era un modelo de alumno”

Fidel Castro nació día 13 de agosto de 1926 en el poblado de Birán, en Mayarí, un municipio de la provincia de Oriente. Su padre Ángel Castro Árgiz era un emigrado gallego, que se casaría en segundas nupcias con Lina Ruz González, una cubana descendiente de canarios. Los padres, dueños de tierras dedicadas a la plantación azucarera, pudieron garantizar un cómodo pasar económico a Fidel y sus hermanos Ramón, Raúl, Angelita, Juanita, Emma y Agustina..

Comenzó su educación primaria en la escuela de su barrio en Birán, y luego sus padres lo enviaron a Santiago de Cuba junto con su hermana Angelita para continuar sus estudios primarios y secundarios en los colegios de La Salle y Dolores y el colegio del Belén en Maraniao. En esta última institución Fidel se destacó como el mejor deportista.

Según comentaban sus maestros, era estudioso y un autodidacta; pero el mismo Fidel diría: “Eso siempre fue una cuestión de honor, no es que era un alumno óptimo, modelo. No era un modelo de alumno, porque precisamente mi preocupación por el deporte y por las actividades de ese tipo, me hacían dedicar una parte del tiempo bastante importante a eso, a pensar en eso. Pero, desde luego, asistía a clases puntualmente y con disciplina, prestaba atención; unas veces más, otras menos. Siempre tuve bastante imaginación […]”.

Sus méritos como estudiante lo llevaron a figurar en el cuadro de honor del Instituto Belén y sus maestros dirían: “Fidel Castro […] ha sabido ganarse la admiración y el cariño de todos. Cursará la carrera de Derecho y no dudamos que llenará con páginas brillantes el libro de su vida. Fidel tiene mucha madera y no faltará el artista”.

Tal como lo anticiparan sus maestros, ingresó en la Universidad de La Habana en 1945. La llegada a la universidad abrió camino a un espacio de politización y el debate de las ideas. Se incorporó al centro de estudiantes, desde donde se ocupó de la defensa de los jóvenes perseguidos por motivos políticos durante el gobierno de Ramón Grau San Martín.

Fidel contrajo matrimonio con Mirta Díaz-Balart, una estudiante de filosofía perteneciente a una acomodada familia de la Habana; de ese matrimonio nacerá su primer hijo, Fidel Félix Castro Díaz-Balart.

Su paso por Florida (EE.UU.) le permitió evaluar desde lejos la realidad de Cuba, sumida en una gran desigualdad social -bajo la dirección del dictador Fulgencio Batista desde 1952- originada en gran parte por la influencia de los intereses imperialistas norteamericanos. Esa situación hizo que el joven abogado desarrollara una mirada crítica y activa en defensa de la soberanía de la isla. Así, encabezó el movimiento que sería conocido como “26 de Julio”, a partir del levantamiento e intento de toma del cuartel de Moncada el 26 de julio de 1953.


“La historia me absolverá”

El Movimiento 26 de Julio tenía objetivos puntuales: acabar con la dictadura de Fulgencio Batista y devolver a los cubanos la posibilidad de vivir en un estado de derecho e igualdad.

La toma del cuartel fracasó; Fidel y un grupo de compañeros fueron tomados prisioneros y juzgados. Castro, como abogado, ejerció su autodefensa y, a partir de ella, luego escribió el libro La historia me absolverá –frase con la que culminó su alegato- en el que explicó los motivos de la toma del cuartel. Decía: “¿En qué país está viviendo el señor fiscal? ¿Quién le ha dicho que nosotros hemos promovido alzamiento contra los Poderes Constitucionales del Estado? Dos cosas resaltan a la vista. En primer lugar, la dictadura que oprime a la nación no es un poder constitucional, sino inconstitucional; se engendró contra la Constitución, por encima de la Constitución, violando la Constitución legítima de la República. Constitución legítima es aquella que emana directamente del pueblo soberano”.

La prensa conservadora y los comunicados oficiales del gobierno iniciarían una campaña de desprestigio e intrigas en torno de los hechos del 26 de julio, por lo que Fidel dejaría en claro en su defensa: “No fue nunca nuestra intención luchar con los soldados del regimiento, sino apoderarnos por sorpresa del control y de las armas, llamar al pueblo, reunir después a los militares e invitarlos a abandonar la odiosa bandera de la tiranía y abrazar la de la libertad, defender los grandes intereses de la nación y no los mezquinos intereses de un grupito; virar las armas y disparar contra los enemigos del pueblo, y no contra el pueblo, donde están sus hijos y sus padres; luchar junto a él, como hermanos que son, y no frente a él, como enemigos que quieren que sean; ir unidos en pos del único ideal hermoso y digno de ofrendarle la vida, que es la grandeza y felicidad de la patria. A los que dudan que muchos soldados se hubieran sumado a nosotros, yo les pregunto: ¿Qué cubano no ama la gloria? ¿Qué alma no se enciende en un amanecer de libertad?”.

Durante el alegato en su defensa, Fidel, abogado y acusado, plantearía el programa político del Movimiento 26 de julio formalmente fundado en el año 1955: devolución de la soberanía al pueblo; conceder la propiedad inembargable e intransferible de la tierra a todos los colonos, indemnizando el Estado a sus anteriores propietarios; otorgar a los obreros y empleados el derecho a participar del treinta por ciento de las utilidades en todas las grandes empresas; que los colonos tuvieran el derecho a participar del cincuenta y cinco por ciento del rendimiento de la caña de azúcar; confiscación de todos los bienes a todos los malversadores de todos los gobiernos Recobrar los bienes malversados por los malos gobiernos para que ese dinero engrose las cajas de jubilación de obreros y para destinarla a la mejora de hospitales, asilos y casas de beneficencia; estrecha solidaridad con los pueblos democráticos del continente.

Luego de dos años de prisión, en mayo de 1955, los revolucionarios fueron amnistiados por Fulgencio Batista, en una estrategia tendiente a despejar los comentarios negativos y la imagen desprestigiada del gobierno luego de los fusilamientos del 26 de julio y los días siguientes.

Una vez libres, en julio de ese año, los Castro iniciaron el camino del exilio hacia México, donde Fidel pondría en marcha el sueño de ver a Cuba libre. Allí reagrupó a sus partidarios bajo la sigla que dará la impronta al movimiento MR-26-7. En México conocerá al argentino Ernesto el “Che” Guevara.

Luego de juntar fondos los Castro y Guevara juntos, planearon una incursión a Cuba con el objeto de iniciar el proceso revolucionario. Fidel, Raúl, el Che, Camilo Cienfuegos Gorriarán, Juan Almeida Bosque y otros 77 hombres zarparon en el yate Granma desde costas mexicanas y a fines de 1956 desembarcaron, con poca suerte, ya que encallaron en la costa perdiendo una parte de la nave en la playa de las Coloradas en Isla de Cuba.

El Movimiento 26 de julio generaba amplia simpatía en la sociedad, en los grupos estudiantiles que deseaban mayor libertad de cátedra y la libre participación política, en los campesinos que sufrían el arrebato de sus tierras y la explotación laboral por medio de la amenaza y la violencia.

Esta aceptación y apoyo no era compartida por los sectores conservadores, ligados a la dictadura de Batista y a los intereses estadounidenses, quienes veían tambalear su seguridad económica y privilegios.


El triunfo del sueño revolucionario

Luego del desembarco del Granma, los revolucionarios se refugiaron en la Sierra Maestra y, desde allí, realizaron acciones que los llevarían a la toma de la Habana el 1 de enero de 1959, logrando que el dictador Fulgencio Batista exprese: “[…] decidí abandonar el gobierno”.

A partir de la toma del poder, debieron encarar los problemas a resolver: el reparto de la tierra, concentrada en manos de un pequeño grupo de familias; la reestructuración de la industria, bajo el dominio de poderoso capitales extranjeros; la realidad habitacional, ya que el proceso de sustitución de importaciones generó en zonas urbanas un gran crecimiento de asentamientos humildes sin los servicios asistenciales básicos.

La educación como motor de la transformación y la salud serán otras de las metas y banderas del movimiento; Luego de un largo historial de dominio extranjero la conquista de las libertades públicas y los derechos políticos.

Las nacionalizaciones y la ley de Reforma Agraria serán las medidas inaugurales de gobierno de Fidel quien se caracterizó por su decidida política de refundación de Cuba sosteniendo las bases de la independencia y soberanía económica. En materia de cultura, se profundizaron campañas de alfabetización como rasgo del carácter socialista del aparato estatal. En la actualidad Cuba cuenta con estándares superiores al promedio mundial en calidad educativa.

Fidel Castro, a lo largo de sus cuatro décadas en el liderazgo de la isla, tendrá que hacer frente a un sin fin de bloqueos internacionales, boicots a plantaciones e industrias y a la importación. Por otra parte EE.UU. atacará por tierra aire y mar a Cuba en diversas oportunidades generando atentados sangrientos con lamentables pérdidas humanas y materiales.

Desde 1959 el proceso revolucionario se sostuvo en manos de Fidel primero y luego de su hermano Raúl Castro, y despertó en muchos países del mundo el sueño de la independencia y la libertad. Cuba se ha caracterizado por el envío de médicos a todo el mundo con fines solidarios, al igual que docentes de todos los niveles que promueven campañas de alfabetización y comparten los éxitos en materia educación.

Fidel Castro ha escrito un sin número de artículos y ha colaborado con sus ideas y proyectos en muchos países. Ya retirado del gobierno siguen apoyando al fortalecimiento de la unión de los pueblos de nuestra América tal como lo soñó José Martí.