Deuda Externa
Los objetivos del programa económico de “El Proceso” tendieron a la reconversión del aparato productivo -desindustrializándolo y retornándolo al modelo agro-exportador- y el redimensionamiento del aparato estatal para que fuera compatible con el rol estratégico reservado a la empresa privada.
La apertura económica tuvo como consecuencia cambios en la estructura productiva que concretaron a través de la desindustrialización, la merma en el consumo y el lento crecimiento de las exportaciones.
El incremento del desempleo en el sector industrial alcanzó el 35% entre 1974 y 1982 y un aumento de la población ocupada en el sector servicios. La pobreza iba en ascenso producto de la reducción del nivel de ingresos del sector asalariado que entre 1976 y 1980, descendió en un 40%.
Se vivió, durante la época, un proceso inflacionario que reducía aún más la capacidad de consumo de la población, ya que los salarios decrecían pero los precios de los productos –en 1976 por ejemplo- se quintuplicaron.
Para evitar la pérdida de competitividad empresaria, el ministro de economía Martínez de Hoz puso en marcha la "tablita", que implicaba una devaluación programada y gradual para que los empresarios y también la ciudadanía pudieran tener una suerte de calendario de la devaluación.
La apertura de los mercados trajo consigo el ingreso de capitales en dólares y el gobierno de facto había permitido libertad en la fijación de las tasas de interés. Los inversionistas transformaban esos dólares en pesos y los colocaban en las entidades financieras a tasas de interés mayores a la inflación y a la devaluación. Las ganancias obtenidas eran espectaculares y permitían en poco tiempo, multiplicar la inversión.
Este mecanismo fue llamado "bicicleta financiera". Esta posibilidad de multiplicar sin esfuerzo el dinero invertido creó la certeza en el empresariado y la sensación en los sectores medios de la sociedad de que el dinero se podía generar fácilmente dando la posibilidad de comprar –incluso en el exterior- todo tipo de productos y elevar su calidad de vida. Esa ilusión fue llamada "plata dulce".
En junio de 1977, el gobierno de facto dictó la “Ley de entidades financieras” (N° 21526) que en su art. 56 establecía que si alguna entidad financiera entraba en liquidación, el Banco Central garantizaba los depósitos en moneda nacional, es decir, se hacía cargo de las deudas. Proliferaron bancos y entidades financieras y los ahorristas que buscaban hacer sus negocios.
Según la Circular 1050 del Banco Central, quienes habían tomado créditos debieron pagar altas tasas de intereses por los créditos hipotecarios que habían tomado; la circular establecía que las entidades bancarias podían otorgar créditos sin fijar previamente las tasas de interés. Muchos de los que tomaron créditos perdieron todos sus bienes.
El endeudamiento externo creció durante este período en forma exponencial. El endeudamiento fue la única manera que encontraban los integrantes del gobierno de facto para sacar a la Argentina de las reiteradas crisis de la balanza de pagos ya que, se exportaban pocos productos y se obtenía pocos ingresos y, al contrario, se importaban muchos productos y era mucho mayor el dinero con el que se debía contar para pagar por esas importaciones. Ese proceso era insostenible en el mediano y largo plazo y llevaban al país a tomar préstamos con los organismos internacionales para compensar la salida de reservas del Banco Central.
La deuda creció un 364% durante la dictadura pasando de 9.700 millones de dólares en 1976 a 45.100 millones de dólares en 1983. Si a fines de 1975 cada habitante argentino tenía una deuda –que no había contraído- de 320 dólares ante las entidades financieras internacionales; a fines de 1983, debía 1500.
El dinero obtenido se utilizó para la compra de armas, para la construcción de la infraestructura necesaria para la realización del mundial de fútbol de 1978, para sostener el aumento del desempleo y una caída excepcional del nivel de actividad económica interna. Así la deuda fue en aumento, pero creció mucho más aún cuando el entonces funcionario del Banco Central, Domingo Felipe Cavallo, estatizó la deuda de los empresarios privados. A continuación, presentamos un listado de las empresas que se beneficiaron socializando su deuda con toda la sociedad argentina, aunque no los beneficios obtenidos a partir de ella:
Empresas con mayor endeudamiento externo (en millones de dólares) |
Empresa |
Monto |
Celulosa Argentina |
1503.5 |
Cogasco |
1348.0 |
Autopistas Urbanas |
951.2 |
Perez Compac |
909.4 |
Acindar |
652.2 |
Bridas |
598.7 |
Banco de Italia |
553.6 |
Alpargatas |
474.5 |
Techint |
352.7 |
Gavoraglio y Zorraquin |
339.1 |
Banco de Galicia |
312.5 |
Fate |
223.6 |
Astra |
222.5 |
Citibank |
219.7 |
Astilleros Alianza |
189.5 |
Fiat |
177.9 |
Juan Minetti |
172.5 |
Werthein |
167.1 |
IRI |
158.3 |
Banco de Crédito Argentino |
154.2 |
Socma |
148.6 |
Banco Ganadero Argentino |
147.3 |
Banco de Londres |
135.3 |
Banco Tornquist |
134.2 |
Pirelli |
127.8 |
Banco de Quilmes |
123.7 |
Decavial |
119.3 |
Swift Armour |
114.7 |
IBM |
108.5 |
Bank of Boston |
102.5 |
Total |
10942,6 |
Fuente: Rapoport, Mario. Historia Económica, Política y Social de la Argentina, 2000.
La imposibilidad de que la industria nacional pudiera competir con los bienes importados; el descenso del salario real y la inflación; la desindustrialización y el desempleo; la crisis financiera y la liquidación de muchas entidades -Banco de Intercambio Regional (BIR), Banco Internacional, Banco Oddone, Banco Los Andes, entre otros- y el Estado haciéndose cargo de los pasivos; el endeudamiento externo estatal y privado estatizado; la riqueza de unos pocos y la pobreza de la mayoría, fue el saldo de la política económica implementada en este período. Se pagaba la deuda externa contraída haciendo ajustes presupuestarios en salud, educación, infraestructura y agrandando cada vez la deuda interna.
Desde los primeros meses, el gobierno de facto trató de buscar el apoyo financiero externo. Los periódicos de la época dan cuenta de ello, lo invitamos a compartirlo.
“Martínez de Hoz viaja a EE.UU. Búsqueda de apoyo financiero externo”.
La Opinión, domingo 13 de junio de 1976 |
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